08/20/22

El club unipersonal Pelosi

Nancy Pelosi, por supuesto. Porque en este momento, agosto de 2022, en ella se concentra la dignidad, perfectamente inútil. inoperante, reprobada incluso, de habitantes del planeta que vienen rendidos de fábrica a cualesquiera fuerza, millones de adversarios, billones de armamento, dictador y totalitarismo con tal de que les permita la ración diaria de sopa boba, pantalla, zapatillas de marca, contratos, mercancías y de que deje planear sobre sus cabezas sin que descargue el nubarrón atómico. Acuñada en un metal más raro que ningún oro, esta mujer ha hecho, lleva haciendo a lo largo de su vida, aquello a lo que apenas ya nadie se atreve: El acto gratuito, y por ello de inmensa valentía, de la acción moralmente justa, de la denuncia por exigencia y compromisos con la verdad y la solidaridad, sin plantearse victoria alguna, con perfecta consciencia del preceptivo fango de coyunturas, reparos y estrategias. Porque su sustancia, su valor son otros, de una aleación ya prácticamente desconocida: La de la persona, el individuo que ha luchado por serlo, que sabe que la humanidad es sendero empinado que se conquista. Aunque en buena parte se halle laminado en finas y moldeables láminas por la oportuna irresponsabilidad personal que le presta el anonimato de la tecnología y el ciudadano acepte el vasallaje incondicional a entes y dimensiones que siempre lo superan. Pese a que cacique, clero y heraldos lo sometan a diario a la ducha de consignas de falsos dioses planetarios, cósmicos y milenarios de mandamientos inapelables y de que lo bañe el líquido amniótico que disuelve la exigencia de responsabilidad individual y hace la ética y libre albedrío inconcebibles. Nancy Pelosi ha dicho y hecho lo que cabía y se debía hacer, en el momento más oportuno por incómodo y desesperado, cundo un gigante como la China del gobierno de Pekín parece poder aplastar de un manotazo a pequeños, libres países de Extremo Oriente, como Taiwán o Corea del Sur, infinitamente más valiosos y respetables que la enorme dictadura asiática y su homóloga rusa al otro extremo. Frente a ambos goliat se alzan empero calidad humana de vida, de derechos y bienestar, a una altura que la fuerza bruta de los gigantes no podrá alcanzar jamás.

Olvidados y aplastados. China. Tien An Men 1989

Taiwan: China, pero libre.

Por supuesto sabe que se enfrenta a una lluvia de denuncias de  enriquecimiento de ella y los suyos en negocios con China. La corrupción es un arma al alcance de todos, la más barata y sólo ausente en los sistemas totalitarios. Cualquier aspirante a cortesano, a periodista de columna o a político puede ganarse un sueldo y un hueco entre los gusanos del queso de la envidia rebuscando en las vidas personales, ninguno osaría perder audiencia pasando la mano a contrapelo a la bestia de la opinión pública, y escasean más que el lince ibérico los que arriesgarían la milésima parte de su vida y haberes disgustando al poder y enfrentándose a la policía china en su propio territorio. Nancy Pelosi no ha esperado ni considerado alianzas, apoyo, defensa por parte de los europeos ni de otros. Lleva muchos años diciendo lo que hay que decir a quien y cuando cumple decirlo. Y eso es exactamente lo que una persona que merece ese nombre hace, en solitario porque siempre hay el individuo primero, por mucho que se hayan creado escudos de razón de multitudes, de sacralización de la bajeza bajo capa de igualitarismo, de alabanzas de todo tipo de la mediocridad, y oportunismo y, por encima de todo, de viscosa sumisión alimentada por el miedo y la envidia. Ella defendió siempre a los disidentes y los derechos humanos en China, tuvo el cuajo de desplegar 1991 en plena plaza de Tien An Men, en Pekín, un cartel pintado a mano en chino que rezaba “Por los que murieron por la democracia en China”, con la consiguiente represión de la policía y encarcelamiento de los periodistas que intentaban cubrir la noticia. Esto en conmemoración de los miles masacrados en aquella plaza la noche del 3 al 4 de junio de 1989 por el Gobierno, muchos de ellos jóvenes estudiantes que pedían democracia y habían erigido una ingenua estatua de la libertad. Una sola línea de ese cartel-por poner un ejemplo europeo de extrema cobardía de un país que ni se atreve a tener nombre, símbolos, lengua ni bandera- vale más que el Gobierno de España en pleno con cuantos lo mantienen, apoyan, viven de él y se suman a la masa oportunista de deseosos de probar su filiación incondicional al club bienaventurado y rentable de “progresismo” e “izquierdas”, que les permitirá cobrar y ser aceptados a pelo y a pluma, junto con los intelectuales y rebeldes a la violeta que corean todas las consignas contra el “imperialismo norteamericano”. Del rosa al amarillo, ninguno dejará de exhibir su desafío virtual al “sistema” y el “liberalismo”, el comunismo habrá pasado a ser una “autocracia”, un rasgo étnico-cultural, y ficharán, con la esperanza de que los hagan corresponsales, en las críticas a Nancy Pelosi.

Taiwan. Antes.

No todos. Es difícil decir más verdades en menos espacio que en el artículo de Iñaki Ellakuría “La verdad es tóxica”, página 2 del periódico “El Mundo”  del 19-VIII-2022. Hay en él un genuino amor por la libertad y la verdad y una desolación ante las sumisiones que nada tienen de las servidumbres al uso.

Pelosi recordó en Taiwán, en su reciente visita de 2022, que hacía veintiocho años que había viajado hasta la plaza de Tien An Men para honrar la valentía y sacrificio de los estudiantes trabajadores y ciudadanos en general que se alzaron en defensa de la dignidad y los derechos humanos que todo el mundo merece, y que desde entonces y hasta hoy ella y los suyos mantenían el compromiso de compartir la Historia con el resto del mundo. La congresista, que ha visitado la frontera de Corea del Norte e intentado hacer llegar a los dirigentes de Pekín peticiones para que fueran liberados disidentes como Liu Xiao Bo, Premio Nóbel de la Paz al que el Gobierno no permitió ir a recogerlo y que murió de cáncer en reclusión en China, no está ni mucho menos exenta de correr graves riesgos con sus denuncias. El status de político extranjero no ha impedido al Gobierno de Pekín hacer desaparecer limpiamente a norteamericanos que le incomodaban. La talla humana de esta mujer resalta más por contraste con la maraña de parásitos europeos de las utopías subvencionadas y la mísera avidez nacionalista de las colas de ratón. Su trayectoria vital, profesional, intelectual y ética es exactamente el polo opuesto de las clientelas del paraíso gratuito y verde a libre disposición de los gestores del nuevo edén totalitario.

Taiwán ahora

Como el grano de levadura o el justo que podría salvar de la aniquilación a ciudades, según  el best seller no siempre recomendable llamado Biblia, la señora Pelosi representa algo difícilmente soportable: Una conciencia sin temor ni pudor respecto a efectos prácticos y críticas públicas, segura de la valía irreemplazable de los actos aquí y ahora por parte de individuos concretos en situaciones concretas, sin pretensiones de David, con la honda de sí misma y la desnudez de la verdad, la justicia y la palabra, incansable en la defensa de valores universales, de olvidados y oprimidos como en el caso del Tíbet y en el de esos solitarios individuos que reclaman libertad y respeto. La unánime ola de temerosos reproches que ha levantado su visita a Taiwán es la mejor prueba de en qué platillo se rencuentra la justicia de su acto. Recuerda al pesado de las almas en la mitología egipcia: En un platillo los hechos en vida del difunto, en el otro la pluma de Maat, la diosa de la verdad. En este caso está claro quienes se apiñan en el platillo de los suspensos, donde se sitúan los actos concretos de individuos concretos, que es referente real de entidad y calidad, y no las falsas dualidades “derechas”, “izquierdas”, etc., etc. ad nauseam. La estadística es también sumamente ilustrativa. Véase como ejemplo, tras el reciente y gravísimo intento de asesinato del escritor y defensor de la libertad Salman Rushdie, el exquisito cuidado con el que los redactores de prensa evitan emplear la palabra islamista que es exactamente la que define, en toda propiedad, la motivación del crimen.

Elecciones en Taiwán

Tiene, en este contexto, España una gran utilidad como ejemplo de país europeo fallido y avergonzado de sí. En una población acobardada de gentes que se saben vasallos, que no ciudadanos, que siempre bajan la vista y la voz ante disposiciones absurdas, despilfarro flagrante y señoritos inatacables, que responden con un resignado “Está mal, pero ¿qué podemos hacer?” el grado de sumisión, rendición preventiva y negación de sí es difícilmente superable por nación alguna. Hace desde luego añorar que Gran Bretaña se detuviera en Gibraltar y no continuara península arriba. Como sus pares europeas, Inglaterra es un país que sabe y quiere defenderse. No hay punto de comparación entre su unidad sin fisuras, como la norteamericana, tras atentados terroristas y la miseria de las manifestaciones españolas tras la masacre del 11 M de 2004 en Madrid en las que el nada valiente pueblo no insultaba a los asesinos que pusieron en los trenes (crimen del que , por cierto, nunca se ha sabido la autoría intelectual) las bombas sino al Gobierno democrático, expulsado en las elecciones generales que estaban convocadas tres días después. Sin olvidar que sólo Gran Bretaña rompió relaciones con Irán tras la llamada islámica al asesinato del escritor Salman Rushdie. Dos países europeos en dos extremos: El de ciudadanos, ejemplo de valor y dignidad, y el de los que no merecen serlo.

La regresión al cacique

En España, lugar tanto más simpático cuanto que carece de entidad competitiva y se distingue por el afán en demoler su Educación e Historia y por la imposibilidad de emplear, en amplias extensiones de él, administración y centros de enseñanza incluidos, su lengua, a lo que se añade el temor a utilizar nombre, símbolos y bandera propios, se da además, lo que no carece de lógica respecto a lo anterior, la veloz regresión hacia el caciquismo. En él se aceptan con sumisión ovejuna las más ruinosas, necias y nocivas disposiciones de un Gobierno nunca votado en elecciones generales y de una corte de parásitos que son imagen rediviva del señorito provinciano del siglo XIX. De uno a otro extremo de la piel de toro, ahora buey como mucho, los vasallos inclinan la cabeza con mansedumbre ante cualquier orden del Poder y responden “Pero ¿qué podemos hacer?”. La espuma inconsecuente de las protestas en mesas de café no pasa del aperitivo y de la puerta, el Parlamento no es sino un Casino donde se reciben sueldos, se escenifica modosamente el papel de representantes y se amplían despachos y mobiliario para acoger a la inagotable clientela de paniaguados. No resultaría extraño ver utilizar durante la caza como perro rastreador a quien el señorito dispusiera, al estilo de la novela de Miguel Delibes, y luego excelente película, “Los Santos Inocentes”, y el sumiso sustituto del can respondería a la orden, o Decreto-Ley, de tirarse al suelo y olfatear “Sí; está mal, pero ¿qué le vamos a hacer?”.

Los sabios no están tumbados siempre.

En tal contexto, actos como los de la señora Pelosi o la valentía de cuantos, como Salman Rushdie, se enfrentan, por defender la libertad, a amenazas de muerte, consumadas o por consumar, la entereza de Taiwán y el valor de Ucrania resaltan, por contraste, con un brillo extraordinario y adquieren el peso y categoría de los que pasarán, por su mérito y riesgos asumidos, a la Historia. En el otro extremo, de Europa y en el moral, España es interesante como ilustración de la velocidad regresiva a la que lo que se llamo en su mejor sentido Occidente huye del reconocimiento y del simple enunciado de los valores universales de defensa de los derechos y libertades del individuo como tal. Las personas pasan a ser elementos determinados por el hierro del ganadero que los marca según latitud, longitud, aprisco y promesa de pasto, irresponsables por lo tanto de sus actos, que no les pertenecen sino en función de genética, localidad, pastor y etnia. Y sobre ellas gravitan, inalterables como un olimpo cortado a la medida de variados rebaños, dictámenes anónimos y dioses respecto a los cuales toda rebelión y reclamación son imposibles porque se sitúan en dimensiones inalcanzables: Futuro, Milenios, Planeta, Clima, Colectividad, Progreso Mundial. Esto con la ayuda inapreciable de la implementación espuria de la telemática y el miedo sumiso de la pandemia. Nada tiene que hacer, ni nadie a quien dirigirse, el individuo, aquí, ahora, diverso, aferrado a su única e irreemplazable vida y a lo que su conciencia, experiencia e instinto le presenta como malo. Lo baña diariamente una ola de consignas, repetidas con la puntualidad de las mareas y respaldadas con una reiteración de la palabra “democracia” que ha pasado a ser lluvia fina de dictadura destinada a crear y proyectar en pantalla supuestas mayorías  e inexistentes urgencias que todo lo justifican. En este sentido, el fallido país español practica de continuo tanto el uso de la palabra “democrático” como acciones antagónicas del más puro corte dictatorial, en forma de deyección incontinente de Decretos Ley y Leyes de urgencia, sin control ni discusión parlamentaria alguna. El manejo de la intimidación, de la certidumbre ciudadana de la impotencia y el falso argumento de necesidad apremiante por exigencias externas son instrumentos habituales de la manipulación de masas pero la aceleración y generalización de su uso han adquirido una velocidad sin precedentes. La dictadura actual permea hasta el último resquicio de la vida cotidiana de forma nunca, con ningún régimen, antes vista, y lo sitúa en un estado de completa indefensión ante agentes sin responsabilidad personal, inalcanzables y anónimos.

El lenguaje, la cultura y la Historia cuentan.

La ficción de las tribus felices y las aldeas asamblearias, cara a quienes viven de ella, es mercancía golosa y de fácil consumo; y gran peligro por cuanto anula al sujeto libre real, al verdadero ciudadano con sus deberes y derechos. Las sociedades complejas implican necesariamente gobiernos representativos, leyes, separación de poderes, concepto de igualdad de los individuos. Si se eliminan en la práctica el control ciudadano real y la ley igualitaria atenta sólo a los individuos y si se acaricia, no la solidaridad, sino la envidia, que es el peor pelaje de la bestia, entonces no hay sino la promoción de la mediocridad del mínimo común denominador y la ruinosa regresión e indefensión, en todos los órdenes. Es palmaria la diferencia entre el “Nada podemos hacer” del español y el control del gasto y de los políticos en países reales como Suiza o Gran Bretaña.

Taiwán. A toda velocidad y adelante.

Se ha instalado una eficaz máquina de un género nuevo de neocomunismo, de populismo a base de clientelas-parásito, para las que resultó providencial la eliminación de la responsabilidad personal y la indefensión implantadas utilizando la pandemia y el virus. El uso espurio de la telemática ha sido, en este contexto, una bendición  para Cacique y corte. Nunca estuvo el otrora ciudadano tan indefenso ante la multiplicidad de la dictadura sin rostro, materializada, virtual, inapelable e intangible en el Cacique-Presidente, un histrión especie de maniquí de cartón piedra relleno de materia revenida segregada por él y para su propio uso, en un decorado vistoso propio del gran muñeco de feria que halaga los instintos de los admiradores del tahúr con éxito y el rico sin esfuerzo que distribuye entre sus vasallos dádivas.

El Cacique al mando segrega, además de la lógica clientela estomacal que de él depende, miles, e incluso millones, de caciquillos a tiempo parcial, habitantes del país que, en vez de del de ciudadanos, han asumido el doble papel de complacidos seguidores incondicionales del Jefe que disfrutan del vasallaje y del tratamiento despótico y, por otra parte, ejercen con fruición el rol de comisario de sus convecinos que no siguen las directivas descendidas, sin mayor razonamiento, de lo alto. El Covid fue una providencial escuela de sumisión que permitía al Cacique las mayores y peores arbitrariedades, sin asomo de consulta a terceros ni tramitación legal. Dejándole campo franco para ilusionarse con autocracias perdurables levemente veladas por simulacros de sistema asambleario. Puede incluso degustar el máximo placer del Poder, que no es la riqueza sino, como bien dijo George Orwell  en “1984”, hacer sufrir, someter a otros a humillantes, dañinas, inútiles, estúpidas disposiciones, y ver a los súbditos aceptarlas en silencio, sin reproche e incluso con admiración y amor por el Gran Cacique Hermano.

Esto se enlaza y camina a la par de la técnica del envilecimiento asumido. Cuando se ha conseguido que, como tras la masacre del 11 M, el pueblo en su mayoría insulte y se manifieste no contra los terroristas asesinos sino contra el Gobierno, y una y otra vez se ha forzado, por presión y chantaje mediático y pandemia mediante, a aceptar disposiciones ilegítimas, sumisiones vergonzosas, manipulaciones e imposiciones del más bajo jaez y de notoria falsedad en la Educación y la Historia y la población ha aceptado esa vileza, entonces éste se ha situado a un nivel de vasallaje voluntario de muy difícil rescate.

Las rejas de esta cárcel hispánica a la que la mayor parte del país -véase el resultado de las votaciones- se somete sin resistencia son duales y falsas, pero no por ello menos cómodas y eficaces. Ni existen ni han existido nunca, excepto como recurso literario y  metáfora sociológica  en tiempos y temas históricos concretos, dos Españas, ni tampoco una especie de dualidad zoológica derechas/izquierdas, pero esta ficción nefasta exhibida con diferente vestuario y abrumadora orquesta mediática ha sido y es determinante para asegurar poder, manutención gratuita, predominio social y múltiples nóminas a una clientela parásita que lleva décadas multiplicándose a costa del empobrecimiento intelectual, moral y económico de la nación y ejerciendo un chantaje sin parangón en otros países europeos. La palabra “comunismo” y sus efectos históricos reales o se evita o goza de una especie de aura vaporosa afín a la generosa solidaridad. Los muertos, silenciados, quedan a beneficio de inventario porque en realidad las clientelas de la utopía viven y medran de esos réditos. La cárcel dual amplió y reformó instalaciones con el mito de la Guerra Civil de 1936 y su república maravillosa, que no lo fue, y el de la dictadura franquista uniformemente horrorosa, que tampoco lo fue. De estas fábricas inagotables y rentables de víctimas a posteriori han vivido y esperan vivir miles durante décadas.

“Somos así. Aquí somos así”

La frase es común respuesta en el país fallido a cualquiera que observe una deficiencia, un fallo, un retraso, incuria, comportamiento indeseable, errores garrafales, despilfarros del erario público, mentiras flagrantes del líder político. La primera persona del plural se emplea sistemáticamente, se diría que incluso con cierto placer o tibia complacencia de no distinguirse del rebaño y participar, con él, de la cuota de vileza. El “somos” en este tipo de resignada respuesta ante conductas negativas es rasgo típico hispánico, y nada alentador. Implica reconocimiento de inferioridad e incapacidad irremediables de estar a la altura de lo que de un ciudadano de un país moderno y democrático se espera. No es propio de otros lugares este «somos” y está relacionado estrechamente con la parálisis, la ceguera voluntaria, la indiferencia ante las palmarias fechorías del armazón parásito en el poder que deyecta a diario todo tipo de disposiciones de claro corte totalitario en una injerencia sin precedentes, propia de los regímenes comunistas pero maquillada a lo juvenil y  a la europea, en las vidas privadas, acompañada por amenazas de pérdidas de hacienda y libertad y blindadas por el general convencimiento de que no existe defensa posible.

Los últimos no serán los primeros pero es posible que para el país fallido, precisamente por su posición irrelevante, desmembrada y amorfa, se le presente una oportunidad de ascenso y cambio, de abandono y repulsa del “Somos”, que suba escalones, traspase las rejas de su cárcel verbal y advierta que éstas no existían, que eran simple proyección defensiva del peor de los clubs: El del mínimo común denominador intelectual y la amoralidad estúpida. Tal vez pueda hacerlo. La libertad está al otro lado.

El club individual.

Es, por lo tanto, el momento de pertenecer al club de los riesgos que valen la pena. Precisamente por el valor del acto gratuito y necesario, sin rentabilidad alguna. El valor individual, la denuncia explícita, el simple uso cada día, cada vez, de las palabras adquiere en este contexto un valor extremado porque son de las pocas armas que quedan al ciudadano, al humano que pretende serlo. No todo el mundo puede ponerse, como Wang Weilin, frente a los tanques en la plaza de Tien An Men, en 1989, en China, sin más arma que su bolsita de plástico, ni enfrentarse como Zelenski al dictador ruso que invade su país y negarse a entregarle trozos de éste como le aconsejan viscosos editoriales de algunos periódicos europeos, Pero las palabras, su elección y la estadística en su empleo no son inocentes. Tampoco lo son la supresión, inclusión o no en un texto, la eliminación de fechas y datos numéricos o la amputación de la Historia. Como todo nuevo rico, el Gobierno de Pekín no se conforma con la exhibición de riqueza, poderío y armas. Necesita el reconocimiento de los que, sin decirlo, siente como aristocracia, desea la simpatía de sus pares, no soporta la riqueza de libertad de la que gozan sus vecinos taiwaneses, el aire próspero y limpio que respiran, que cualquier visitante de Taiwán percibe y no se puede comprar con tanques ni contenedores de todo a cien circulando por la red mundial. El contraste próximo con países abiertos da al traste con el tópico racista de la incapacidad china para la democracia y con el argumento de la uniformidad de mil trescientos millones de habitantes sólo capaces de seguir al autócrata de turno, al Partido Comunista Jefe, sin aspiración a democracia alguna. La falacia del número es el peligroso simulacro de argumento utilizado tanto por la dictadura totalitaria china como por los oportunistas de Occidente. Mil cuatrocientos millones se presentan como un bloque, uniforme que excusa, por el peso del guarismo, toda oposición y todo análisis. El individuo, gran enemigos de los peores, no existe, está indefenso, silenciado bajo el abuso, la violencia, el terror, las peores dictaduras, las leyes y usos criminales. Y sin embargo la fuerza de una idea, que siempre nace primero en alguien, que alguien defiende solo en algún sitio, es lo que cambia el mundo en el que se vive y la única  arma que a quienes sepan denunciar y a atreverse a usarla les queda.

Taiwán. Sin miedo al gran dragón.

Rosúa

 

02/1/18

ISRAEL 2018-SIN MURO

Rabino dubitativo-Cuadro de Chagall

ISRAEL. SIN MURO

 2017-18

 

Vuelta a Israel tras más de dos décadas. No deja de ser una trágica ironía que hoy por hoy el único movimiento y partido político con importante peso en su Gobierno que presenta los rasgos del alemán de los años cuarenta sea el judío ortodoxo. Véase: Superioridad de raza elegida, por Dios en este caso, lo que lógicamente significa que las otras no lo fueron, fundamentalismo que toma como base premisas religiosas para justificar actuaciones y leyes, y componente de herencia biológica o, a veces, admisión cuidadosa de conversos. En cualquier otro caso la comunidad internacional se le hubiera echado encima. No en del judío ortodoxo, que ha ganado grandes cotas de poder en Israel desde hace pocas décadas y se extiende y afirma sin posibilidad de crítica externa alguna por la inmensa losa de mala conciencia mundial del Holocausto. Los ideólogos nazis estarían felices si pudiesen observarlo. Es poco probable que en las altas esferas alemanas se creyera realmente que iban a exterminar a todos los judíos y a su descendencia, pero hoy, no satisfechos con el exterminio de seis millones de personas, disfrutarían inmensamente con la contemplación del Mal simétrico, aunque sea en un formato mínimo y sin genocidios, reproducido en el mismísimo corazón del enemigo. Con el apoyo de la América del Orden Nuevo, el blanco piadoso y bíblico y toda crítica silenciada o tibia por el chantaje de los horrores del Tercer Reich, el temor al terrorismo y conflictos de Oriente Medio y por la sensación de que Israel, cualesquiera que sus iniciativas y formas de actuar sean, es una cuña defensiva de la civilización y de Europa. Su muro (ésta es época de poner puertas al campo) se extiende en longitud y en altura en la psicología popular mucho más que sus dimensiones reales, es percibido por Occidente como un dique de contención de fuerzas ingobernables, criminales y violentas, el único freno ante una masa homogénea que no lo es. No hay tal homogeneidad ni un bloque árabe. A la irracionalidad islámica corresponde en los sectores ortodoxos de Israel otra irracionalidad fría y desdeñosa, como no podía ser menos en un credo milenarista, ajustado al esquema e interpretación de textos sagrados y a las supuestas palabras de antiguos patriarcas, basado en la práctica de infinitos preceptos, ritos y prohibiciones alimenticias que hacen imposible cualquier asimilación, mezcla y vida social común.

La carga mística

En el judaísmo ortodoxo todo parece encaminado al aislamiento profiláctico de los gentiles y a perpetuar el estado de víctima. Su monumento es un resto de panel de muro, las ruinas del Templo de Salomón están en el subsuelo, en alguna parte, y conviene que allí permanezcan, y que el Templo -que según las maquetas mostradas no era sino un ara de sacrificios amurallada y sin mayor mérito arquitectónico-no se reconstruya. El contraste con la hermosura de la Cúpula dorada de la gran mezquita sobre su base de mosaicos azules y con las muchas iglesias cristianas, menos bellas pero históricamente entrañables y cuajadas de tesoros, es flagrante, y probablemente voluntario. Hace falta un Muro, una Ausencia, para lamentarse, siempre, del paraíso perdido, y no cesar el llanto jamás. Porque la añoranza separa y es exclusiva, no comparte futuro. Las excavaciones de la Casa, o casas, de David, los palacios de Herodes, las profundas cisternas que abastecían de agua, son colinas enteras, piedra sobre piedra, megalíticas, notable ingeniería sin belleza excepto en retazos romanos, pero con clara voluntad de implantación y de poder en lugares que debieron de ser ásperamente disputados con los que allí, en esas zonas de acuíferos, estaban asentados.

Muro de las Lamentaciones

Es inimaginable un país que pretenda definirse por una recopilación de escritos religiosos de hace siglos o miles de años, aunque el libro haya resultado ser un best seller. La irracionalidad no por tratarse de la Biblia es menor cuando se  pretende fundamentar en ella leyes, normas, usos, transporte, servicios, la estructura misma del Estado y la delimitación del país y se atribuye, mutatis mutandis, la escritura de propiedad a la voluntad de un dios todopoderoso. No otra es la lógica de guerreros iluminados que reclaman Andalucía para el Islam o la de la Gran Alemania de los miles de años.

Yitzhak (Isaac) Rabin, dirigente judío secular con deseos de paz, acuerdo y dos Estados, fue asesinado oportunamente, ¡oh casualidad!, en 1995 por un fanático judío, el socorrido loco solitario. Acto seguido progresivo, rápido y violento deslizamiento hacia la derecha ultra, religiosa y asentamientos por derecho bíblico. Misticismos aparte, Jerusalén no ha sido siempre la capital ideal. Las ciudades de la costa son otra cosa, abiertas, jóvenes, plenas de energía. El genial proyecto del inteligente y asesino Herodes el Grande de crear un puerto comercial grande, cosmopolita, rico y seguro, que llevó a cabo en Cesarea, puede repetirse y de hecho ya se ha repetido en Haifa y Tel Aviv. La zona es perfecta como nudo comercial y de comunicaciones entre oriente, África y la cuenca mediterránea, como lo fue el Pasillo Sirio. En ella, mezcladas con viviendas, restos arqueológicos de todas las épocas y gentes de todo origen y condición, brotan edificios del siglo XXI. Es el mercado que puede sustituir al de las armas, la plataforma de progreso necesaria, a imitación de lo que fuera, entre Egipto, Oriente y Roma, Cesarea. En 1919, y en adelante, Ben Gurión prefería Tel Aviv porque consideraba que en Jerusalén había demasiados judíos ortodoxos y árabes, una incómoda densidad religiosa a la hora de formar un país moderno. Luego 1947, declaración de la ONU de dos estados, dos guerras, anexión del West Bank. Israel pasa a ser, de la tierra de emprendedores y trabajadores (de los cuales hubieran podido aprender muchísimo los árabes y viceversa) a un poder colonial fundamentalista, agresivo y estupenda garantía para el gran mercado de la guerra de inmensos, seguros y regulares ingresos. La situación de indefinido, centrífugo y garantizado generador de conflictos bélicos es un maná para los comerciantes de armas, que es probable que contribuyeran generosamente a campañas presidenciales estadounidenses.

El antiguo sueño de los fundadores.

Los museos de Israel tienen un muy elevado nivel, buena parte de su material procede de colecciones privadas, con importantísimos fondos arqueológicos de los que tan rica es la región. Sin embargo la calidad de piezas, información y explicaciones se ve lastrada por la inevitable deriva nacionalista oficial que obliga a remitir los hallazgos expuestos a la ancestral presencia judía, la llamada “Eretz Israel” = la Tierra de Israel, el Gran Israel, la Tierra Sagrada, la Casa de David, inmensa ella, que al parecer ocupaba, y debe ocupar en el futuro, el Pasillo Libio, Oriente Medio y lo que se tercie, desde la prehistoria, Adán o antes.

La parte judaica ortodoxa israelí que ha adquirido notable poder temporal es prisionera de su propio mito. Vive encerrada en las paredes de un libro que es su habitación del pánico, y su paraíso como inevitable contrapartida. No son los únicos que se mueven entre los rígidos muros del volumen milenario que adoran cerrados con llave por un dios único que no se distingue por su buen carácter. El patetismo de la situación se ceba, como de costumbre, en las mujeres. Islam y judaísmo coinciden -y tienen como principal asignatura pendiente, sin la que no hay mejora y progreso profundos posibles- en el encono respecto a la feminidad, la libertad y la igualdad de sexos. Esto conlleva también el temor y rechazo a la exhibición corporal, a la piel y pelo descubiertos de las hembras, fuente de excitación pecaminosa para los varones. Las judías ortodoxas, cuyo principal papel es la procreación múltiple,

Joven palestina.

deben ser voluntariamente antiestéticas y tristes en su atuendo. La cabeza, quizás afeitada para evitar la libido del pelo, se cubre con gorra, peluca o turbante. De ahí para abajo la mortecina indumentaria se compone de prendas sueltas, el todo, hasta las suelas de los zapatos, negro, violeta con algo de blanco o gris y algún otro tono preceptivamente oscuro. En comparación las árabes, que no se cubren el rostro en Israel salvo rarísimas excepciones, pueden resultar de gran elegancia, con su maquillaje cuidadoso, finos zapatos y vestimenta variada y colorida.

Naturalmente el fanatismo se ceba, además de en las mujeres, en los niños. Resulta particularmente triste ver en las familias ortodoxas judías niñas de cinco años ataviadas en negro riguroso, con gruesas medias, manga larga, cuello alto, acompañadas de los numerosos hermanitos  vestidos a su vez, permanentemente, de enterrador. Esta opresión y privación del sol y el aire tiene una finalidad muy precisa, por ello el

Joven judía

pañuelo islámico no es un detalle banal: Las mujeres sirven, para todo fundamentalista que se precie, de portaestandartes cara al público, de banderines sociales para que quien las mire sepa la filiación, sumisión y pertenencia de la familia. Su pretendida elección libre de vestimenta es nula. La violencia doméstica cierta. La libertad y el bienestar de los niños y de miles de mujeres importan muy poco a los exquisitos adalides del relativismo y  la diferencia, a los bien pagados y bien alabados por los señores del petrodólar, a los occidentales defensores a ultranza del derecho del pater familias a disponer de su prole a costa de la niña a la que se adoctrina en la discriminación desde su infancia.

Los árabes israelíes arrastran sus propias cadenas sin necesidad de que los judíos se las impongan. Todavía hoy hombres hechos y derechos, de fluido inglés y aspecto moderno, aceptan los matrimonios pactados por las familias, la ruptura de noviazgos y amores porque el padre de ella no accede a la boda y dispone, como su propiedad, de su hija. Y, por supuesto, las autoridades ignoran los crímenes «de honor» y los matrimonios infantiles. Los árabes israelíes siempre han sido, sin embargo gente avispada, emprendedora, juguete de bandas belicosas pero con un potencial superior a muchos de sus vecinos aguzado por las circunstancias  y la diáspora. Los palestinos eran, y pueden volver a ser, gente avanzada y abierta en el mundo mal llamado árabe. Otro Israel hubiese podido, podría ser posible porque es evidente, más allá de la cárcel de los mitos, el papel peculiar que puede tener esa zona de fusión (si las ortodoxias lo permiten) y de intercambio. En el caso de que, para gran desesperación de los vendedores de armamento, la población siga una corriente exactamente inversa a la de estos últimos lustros.

Al otro lado del invisible muro de la soberbia ortodoxa está la gran cantidad de israelíes que aspiran a un Estado moderno y laico y rechazan la perspectiva de un futuro de continuo enfrentamiento basado en la superioridad bélica. Los palestinos, por su parte, tampoco arden en deseos de vivir como en

Paloma de la paz navideña herida.

Arabia Saudita, Afganistán o el avispero libio. Y ninguno parece muy dispuesto a continuar, por ejemplo, la tradición genealógica con un sacrificio humano, frustrado no porque el padre de Isaac se negara a degollar al niño sino por intervención in extremis del dios de Abraham. Ni judíos ni moros ni gentiles repetirían el experimento con su primogénito. Por si el Altísimo no se presenta.

M. Rosúa

04/1/17

Oriana: La voz y los silencios

ORIANA: LA VOZ Y LOS SILENCIOS

2007-M. Rosúa

(Este artículo apareció en Foro de Educación. nº 9. Ed. J. L. Hernández Huerta. 2007. Salamanca)

RESUMEN:

Daba luz, sola.

Daba luz, sola.

Los comentaristas se han esforzado en enterrar las ideas y libros de Oriana Fallaci, escritos a partir del 11 S, en elogios a su obra periodística anterior y en
silencios o descalificaciones globales respecto a sus denuncias del fundamentalismo islámico, del chantaje terrorista y de sus formas de penetración en Europa. Las necrológicas se han guardado de analizar los hechos y los datos aportados por Oriana en sus tres libros últimos: La rabia y el orgullo. La fuerza de la razón y Oriana Fallaci se entrevista a sí misma. El Apocalipsis. Pero la periodista, fallecida el 15 de septiembre de 2006, denunció hechos verificados, peligros ciertos y una connivencia real entre sectores occidentales venales, corruptos, acobardados e ignorantes y las estrategias de penetración y de manipulación de la opinión pública de un islamismo enemigo de las democracias, los Estados de Derecho, la libertad y la sociedad abierta occidental. Continue reading

04/1/17

La España de Oriana Fallaci

LA ESPAÑA DE ORIANA FALLACI

2007-M. Rosúa

(Este artículo apareció en Foro de Educación, nº 9. Ed. J. L. Hernández Huerta. Salamanca. 2007)

La libertad, siempre.

La libertad, siempre.

La cronología ha dispuesto que los últimos libros de Oriana Fallaci, escritos en un especial estado de pasión, indignación, voluntad de raciocinio y grito de alarma ante el pasivo entreguismo de Europa, hayan coincidido con un periodo crítico para la historia de España, centrado en 2004 pero enmarcado en un contexto geopolítico intensamente determinado por el atentado del 11 S y desarrollado en un inacabado rosario de desastrosos epílogos. Continue reading

04/1/17

La huida en Egipto (Obama en El Cairo. 2009)

LA HUIDA EN EGIPTO

Discurso de Obama en El Cairo. 2009

M. Rosúa

 

Plañideras. Egipto Antiguo. Europa, USA y afines pueden acabar así.

Plañideras. Egipto Antiguo. Europa, USA y afines pueden acabar así.

Es la hora de Europa, por la  cuenta que la tiene, porque, de  no defender ella la sociedad de i  individuos libres con iguales  derechos, ya no va a tener a  Estados Unidos que la respalde.  Éste se vuelve claramente hacia  sus intereses directos a corto plazo y al Pacífico. Va a pactar con jeques de tribus y sacrificar Continue reading

04/1/17

Americans, come home?

M. Rosúa

(Continuación a La huida en Egipto sobre el discurso de Obama en El Cairo en junio de 2009; tres meses después)

Cadáveres bajo el carro del vencedor. Egipto Antiguo (y actualidad previsible)

Cadáveres bajo el carro del vencedor. Egipto Antiguo (y actualidad previsible)

   Entre junio pasado y el    discurso de Obama en El Cairo y  el anuncio de retirada de una  parte del escudo protector  europeo (aplausos de la siempre  traicionada Polonia y  vecindario) se extienden menos  de tres meses. La exhibición de  amenazas y chantaje nuclear de  Corea del Norte y de Irán ha sido casi simultánea a las primeras muestras de cambio de estrategia de Washington. Continue reading

04/1/17

Sumeria. La escritura cuneiforme

Mesopotamia. Sumeria. Antes del DiluvioSUMERIA. LA ESCRITURA CUNEIFORME.

   La dimensión temporal, sus asombrosos  miles de años de existencia, es lo primero en  llamar la atención, porque se conjugan todos  los rasgos de una civilización madura y  auténtica con la lejanía cronológica y su  persistencia como lengua viva y después  como lengua muerta, pero utilizada por toda  el área de Oriente Medio y Egipto como  vehículo diplomático, de una manera similar al latín en la Edad Media. Continue reading

04/1/17

EGIPTO È VICINO

El alma (el Bâ) vuela

El alma (el Bâ) vuela. British Museum

 

EGIPTO È  VICINO

M. Rosúa

(Este artículo apareció en 2009 en la revista  del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto, IEAE.)

  Egipto, el Antiguo y lo que del Antiguo continúa desvelando el actual, es y puede ser cercano, abierto y fuente de apreciaciones útiles para la común especie a la que sus integrantes pertenecieron. Uno de sus rasgos más peculiares es el interés que suscita. A ello se atienen las reflexiones que siguen, exentas de pretensión erudita alguna. Continue reading